Por Camilo Gómez
Abogado, concejal electo de La Unión.
El que se lograra esta elección fue todo un hito, primero por la férrea oposición a la elección de gobernadores regionales que tenían los representantes de la política centralizada y cupular, que planteaban que no estábamos preparados, que mejor era demorar el proceso, luego que la pandemia y así una suma de objeciones para tratar de “esconder la pelota”.
A pesar de esta oposición, la elección logra concretarse, pero en el camino tuvo una serie de reveses que hicieron difícil que la ciudadanía se involucre en el proceso, no solo está la pandemia, sino que también el hecho de que se entregara poca información a la comunidad sobre el rol de esta nueva autoridad, su importancia y sobre todo lo que simbolizaba esta descentralización política, muy en sintonía al desinterés que existía de parte de algunos en que este proceso no avance.
Por eso fue relevante el trabajo de educación cívica que a todo nivel que se hizo al respecto, como la Escuela de Invierno de Formación Ciudadana que realizamos desde la Fundación Menoko junto con el Centro de Estudios Regionales de la UACh hace un par de años para acercar a los dirigentes sociales y vecinos de La Unión estas discusiones, donde académicos, políticos y dirigentes hicieron valer su opinión, esperanzas y temores sobre el proceso y que permitió en gran parte que la comunidad se fuera empando de esta nueva figura política, lo que luego fue reforzado con seminarios, conversatorios y programas radiales que trataban el tópico.
Lamentablemente, a pesar de las iniciativas provenientes de Universidades u Organizaciones de la Sociedad Civil para dar luces sobre el proceso, desde los estamentos públicos poco o nulo interés se vio en favorecer que los ciudadanos valoraran en su importancia de la elección, lo que podría explicar la baja participación a nivel nacional en esta elección que solo llegó al 19% del total del padrón y cerca de un 50% menos de los votantes de la elección del mes de mayo.
Superado el hito electoral, viene ahora el desafío de la implementación del cargo, las redes que se construirán entre las municipalidades y el gobernador regional y el Consejo Regional, así como el trabajo colaborativo que esperamos se logre entre este y el delegado presidencial regional, pues ambos con atribuciones distintas, serán sin embargo ampliamente responsables ante la opinión pública de la solución de la contingencias que surjan en la región y un choque de egos entre estas figuras podría conducirnos al desastre.
De la misma manera, esperamos que el rol del gobernador se fortalezca cada vez más, aumentado la cantidad de competencias y atribuciones que tenga, para darle robustez a un cargo que hoy parte con la timidez de las limitadas funciones que permitió por defecto, nuestro esquema centralizado.
Desde las comunas nuestro rol deberá ser orientar a esta nueva figura sobre las necesidades del territorio, con el objeto de articular soluciones y manifestar la necesidad de una planificación y desarrollo local que reivindique la madurez de las regiones para decidir sobre su propio destino, de la mano de un proceso constituyente que esperamos nutra de autonomía y dignidad a las regiones y que la elección de gobernadores regionales sea el primer paso de muchos, hacia una descentralización efectiva y perceptible por la comunidad.
