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jueves, 28 marzo, 2024

Después del día de la madre: Dignificar la maternidad con algo más que saludos

Ayer se celebró a las madres y, sin embargo, como cada año, al siguiente día su rol parece caer en el olvido y sobre todo en lo que respecta a las políticas públicas asociadas a la protección de la maternidad, a la luz de las brechas que sabemos existen en nuestra sociedad.

Por Camilo Gómez
Abogado

Nuestro país está construido sobre los hombros de las madres y abuelas, en entornos en que muchas veces las figuras paternas son ausentes afectiva y económicamente. Basta ver la cantidad de pensiones de alimentos que se deben en nuestro país y cómo la retención de los retiros del 10% fueron la única posibilidad de que estas enormes deudas se compensaran un poco, lo que da cuenta de una de las muchas cargas que complejizan la maternidad en Chile.

Es necesario tener presente que, en el contexto de la pandemia, las mujeres fueron quienes más sufrieron la pérdida de empleo, lo que se debe a numerosas causas. Entre ellas está el trabajo de cuidadoras que históricamente ha recaído en las mujeres, en un rol de género que debemos superar. Así, el análisis de Comunidad Mujer muestra que el 88% de las mujeres que perdieron el empleo, no volvieron al mercado laboral por no existir redes de cuidado –salas cunas, escuelas, parejas corresponsables, redes familiares, entre otras– es decir, se debieron quedar en sus hogares realizando estas labores de cuidado, máxime cuando existen hijos con necesidades especiales.

En el mismo sentido, las madres que conservan sus empleos, por ejemplo, vía teletrabajo en el entorno de la crisis del Covid, han debido enfrentarse a la enorme carga mental que implica el cuidado y la crianza de los hijos, sumado a los quehaceres del hogar y todo ello en paralelo a sus responsabilidades laborales.

Lo anterior se da, además, en un contexto en que 38% de los hombres no destina ninguna hora de su tiempo a las labores domésticas, y un 71% cero horas al acompañamiento de las tareas escolares de los hijos, lo que ha quedado de manifiesto en la campaña “Dedus Crespus” que busca llamar a la acción sobre esta realidad que es absurda e injusta, con madres que realizan una triple labor versus hombres que se desentienden de estas acciones.

Alentadoramente, se han visto pasos en la dirección correcta, como la ley que permite el cambio de apellido por el de la madre o abuela promulgada el fin de semana recién pasado, que permite dignificar historias de vida y la construcción de identidad de muchas personas que han sido criadas por estas figuras femeninas –como es mi caso– y también por la importancia que tiene el cuestionamiento a la patrilinealidad, es decir, que las líneas familiares se construyen sólo a través de las figuras masculinas, aun cuando estas son ausentes, lo que es un elemento relevante de una cultura patriarcal que está en disputa y en cuyo cambio todos tenemos un rol que cumplir.

Ciertamente, en esta columna se mencionan solo algunas de las muchas aristas del tema de la maternidad, pero vale la pena abrir los debates para que se genere la construcción de políticas públicas concretas que busquen proteger y dignificar la maternidad, con leyes, programas y disposición a comprender los problemas de fondo y no solo buenos deseos, saludos rimbombantes y ramos de flores una vez al año. El día después de la celebración, las madres deben seguir siendo importantes.

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