Columna de Opinión

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El síndrome de “la niña buena”

Por Dr. Franco Lotito C. 
Conferencista, escritor e investigador (PUC)

En los tiempos que corren, donde la violencia y la agresividad se adueñan del horizonte, la sociedad aprecia y valora el hecho de que una persona muestre rasgos de generosidad, gestos de bondad, capacidad de auto-sacrificio, compromiso con los demás, etc., ya que se trata de grandes valores y virtudes que nos benefician a todos.

Sin embargo, cuando estos valores, virtudes y actitudes no van acompañadas de un adecuado desarrollo del amor propio y de una sana autoestima, pueden desembocar en una forma altamente perjudicial de vincularse y relacionarse con los demás y, lo que no es menor, con uno mismo, por cuanto, esta persona podría llegar a sentirse responsable –en exceso– por el bienestar de la gente que está en su entorno, y el acto de perseguir un ideal de perfección que no resulta factible lograr, podría desembocar en el “síndrome de la niña buena”.

Al respecto de este síndrome –conocido también como “síndrome de sobreadaptación”– es preciso dejar establecido que no se trata de una enfermedad o de un trastorno propiamente tal, sino que de un perfil o patrón de comportamiento que muestran algunas personas –generalmente mujeres– que puede generar una serie de problemas y dificultades, justamente, en aquellos individuos que lo sufren.

Este síndrome afecta, mayoritariamente, a las mujeres, las cuales tienden a presentar una “gran necesidad de complacer los deseos de quienes están en su entorno cercano” –por encima, incluso, de las propias necesidades–, además de ser personas con un “alto nivel de autoexigencia”. Es decir, estamos frente a individuos que se posponen a sí mismos en beneficio de los demás, con resultados que terminan siendo poco saludables e insatisfactorios.

En relación con esta forma de ser, rápidamente se advierte que existe una falta de carácter y de asertividad personal, condición que hace mucho más fácil el hecho que estas personas adopten una conducta pasiva y sumisa ante los demás. En este sentido, quienes padecen el “síndrome de niña buena” muestran la tendencia a ser muy complacientes, amables, obedientes y gentiles con los demás, al mismo tiempo que muestran grandes dificultades para expresar las emociones y sentimientos que experimentan en su interior, así como la incapacidad para fijar límites.

Este tipo de comportamiento lleva a las personas, inexorablemente, a experimentar sentimientos de vacío, a sufrir una desconexión con sus propios deseos internos y un alto nivel de frustración. Algunos de los principales aspectos que caracterizan al “síndrome de niña buena” o de “sobreadaptación”, son los siguientes:

1. Falta de asertividad personal e incapacidad para decir “¡No!” cuando corresponde: existe en estas personas un alto grado de dificultad para establecer límites, en función de lo cual, optan por priorizar el acto de complacer a los demás, con la finalidad de no “decepcionar” a las personas de su entorno cercano o de correr el riesgo de ser rechazadas.

2. Tendencia a reprimir las emociones: existe temor a generar conflictos, y con ello, herir o incomodar a otras personas, a raíz de lo cual, reprimen su enojo y su molestia. A lo anterior se suma su necesidad de mantener la imagen de “buenas personas”, lo que les dificulta enormemente confrontar a los demás y luchar por sus propias necesidades y derechos.

3. Experimentan una sobrecarga emocional: creen que las emociones y sentimientos que sienten los demás son de su responsabilidad.

4. Búsqueda de aprobación externa: existe un gran temor a decepcionar a la gente de su entorno, a raíz de lo cual, se produce una profunda necesidad de estas personas de agradar, ser aceptadas y queridas por los demás.

5. Miedo al conflicto: este miedo lleva a estas personas a evitar confrontaciones o situaciones que pudieran generar el rechazo por parte de terceros.

6. Dificultad para tomar sus propias decisiones: el hecho de plegarse y/o adaptarse a las opiniones de otros individuos, les dificulta el desarrollo de su propia identidad y carácter, lo cual, finalmente, les genera mucha inseguridad personal, así como también incapacidad para decidir por sí mismas, sin antes contar con la opinión de terceros.

7. Altos niveles de autoexigencia: a fin de ser vistas por los demás como personas obedientes, sumisas o casi “perfectas”.

8. Mantención de un patrón de conducta: para estas personas resulta ser muy relevante el obedecer las reglas y normas sociales, con la finalidad de cumplir con un alto perfil de excelencia en diversas áreas de su vida, ya sea que se trate del ámbito familiar, laboral, académico, social, de pareja, etc., ya que para ellas satisfacer las expectativas de los demás ocupa el primer lugar.

Ahora bien, el hecho de que una persona sufra el “síndrome de la niña buena” tiene una serie de consecuencias negativas, las que pueden afectar seriamente su salud mental y física, a saber: (a) experimentar altos niveles de ansiedad a causa de sentirse responsables de que todos a su alrededor se sientan muy bien y estén felices, lo que se suma a la sobrecarga emocional a la que se someten a fin de mantener el perfil de personas perfeccionistas, (b) experimentar sentimientos de culpa por no sentirse merecedoras de afecto o por no estar priorizando el bienestar de los demás, (c) tener sentimientos de aflicción y tristeza por no sentirse una persona valiosa, ya que la falta de amor propio las empuja a buscar la aprobación externa y, a pesar de sus constantes intentos por complacer a los demás, nunca es suficiente para quererse y autovalorarse.

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