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jueves, 28 marzo, 2024

Políticos Eucaliptus: Basta de egoísmos, se necesita construir equipos, generar renovación y potenciar liderazgos con vocación de mayoría

El Eucaliptus es un árbol, reconocido por su gran crecimiento,  el cual depende de múltiples nutrientes de la tierra, entre ellos el agua, creciendo egoístamente y no permitiendo el crecimiento de otras plantas a su alrededor, fenómeno que no sólo afecta a la naturaleza sino que también a la política.

Por largos años hemos sido testigos del crecimiento de  decenas de caudillos políticos que a lo largo y ancho del país, han generado verdaderos imperios, haciendo uso de la confianza de  militantes, adherentes y simpatizantes que aportan al crecimiento de dichas figuras políticas, las cuales luego toman el control de diversas decisiones administrativas y políticas que van desde definir que funcionarios de gobierno deben asumir y cuáles no, hasta intervenir en la conformación de listas electorales.

Sin ir más lejos, en nuestra región nos encontramos con partidos políticos que dependen de figuras políticas y que de manera transversal han mantenido el control al interior de sus partidos,  gestando  elites políticas que más que aportar al desarrollo de los partidos producen  divisiones, control del poder y poca democratización interna.

A mi juicio la acción del Eucaliptus es más que evidente en la política, “Caudillos, Lideres y políticos” que en su acción consumen los interese colectivos y los hacen suyos, impidiendo la renovación y formando cuellos de botellas para no propiciar la  formación de  militantes informados, con derecho a opinión y con participación.

Urge una modernización del sistema político, que vaya desde el perfeccionamiento del sistema electoral, hasta cambios en la ley de partidos políticos, además de  reglas claras en materia de transparencia y probidad pública.

Finalmente la vida de partido debiese contribuir durante todo el año,  construyendo  equipos, generando renovación y potenciando liderazgos con vocación de mayoría, que puedan oxigenar la política y sanarla  de los males diagnosticados.

Por Matías Velásquez Flores.

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