Por Julio Avila Mancilla
Administrador Unión Market
Hablar de corrupción en Gendarmería no es atacar a la institución, sino defender su razón de ser. El problema no radica en el uniforme ni en la misión que cumple, sino en aquellos que, amparados en la autoridad que el Estado les confiere, traicionan la confianza pública para beneficio personal rendidos al poder casi absoluto del narcotráfico y otras “empresas” del crimen organizado dentro de las cárceles chilenas.
La corrupción dentro de Gendarmería es especialmente grave porque rompe un pacto básico: quienes deben proteger la ley pasan a manipularla. Cuando un gendarme acepta un soborno, encubre delitos o participa activamente en redes ilegales, no solo comete un acto individual de corrupción, sino que debilita todo el sistema de justicia al ubicarse al mismo nivel de quienes deben resguardar su estadía dentro de las cárceles de nuestro país. El mensaje que se transmite es devastador: la ley no es igual para todos y puede negociarse.
Nuestra tendencia por lo general es apuntar con el dedo a la casta política de todos los sectores, que por supuesto han aportado con creces a los altos índices de desconfianza que la ciudadanía en general les tiene. Sin embargo en estos hechos que hemos conocido a través de los medios de comunicación en Gendarmería de actos condenables , están involucrados ciudadanos comunes y corrientes , familiares de algún vecino , amigo de algún conocido , etc, etc.
Estudios de la empresa global líder en la investigación de mercados y consultoría Ipsos y el Instituto Libertad y Desarrollo muestran resultados que cerca del 80% de los chilenos cree que Chile lisa y llanamente es un país con altos niveles de corrupción.
Creo que uno de los caminos para que la ciudadanía comience a bajar los niveles de desconfianza en las instituciones públicas será cuando veamos que comienzen a “cortar el hilo por lo más grueso” caiga quien caiga , sean empresarios , políticos , funcionarios públicos o ciudadanos comunes así las posiciones más bajas de la pirámide del crimen organizado y el narcotráfico sería solo un mero trámite erradicar de las calles de nuestros pueblos. Si los “peces gordos” no caen , nuestro país estará condenado a décadas de terror y ausencia de paz.
