Los padres y apoderados de la Escuela de Curiñanco decidieron mantener la toma del establecimiento, tras no lograr acuerdos con el Servicio Local de Educación Pública (SLEP) respecto a su petitorio. La principal demanda es asegurar un entorno seguro para los estudiantes y la desvinculación de funcionarios involucrados en procesos investigativos.
Según explicó Gloria Araneda, presidenta del Centro de Padres y Apoderados, “no llegamos a ningún acuerdo con el SLEP. El petitorio que le habíamos hecho a don Juan Carlos Durán, él en este momento no lo ha cumplido, lo que él no había prometido de alguna forma”.
Uno de los puntos más sensibles para la comunidad escolar es la permanencia de funcionarios cuestionados. “El punto más importante fue el tema de profesores, el programa PIE que está en el colegio, y hay profesores que… hayan estado puestos en este programa de todo lo que ha sucedido aquí en la escuela. Necesitábamos que él nos asegure que esas personas ya no vuelvan a la escuela”, afirmó Araneda.
Además agregó que “se le reiteró varias veces a él que nos dé su palabra en que nos diga que realmente nos iba a cumplir eso”, sin embargo, “él se movió dando vueltas, que sí, que no podía, que iba a ver, que iba a hacerlo, que nos iba a mandar un comunicado, y quedamos lamentablemente en la misma situación”.
Los apoderados sostienen que sin garantías escritas y concretas no levantarán la movilización. “Seguiremos sin que los niños puedan asistir, seguiremos tomándonos el colegio, porque no hemos llegado a ninguna solución concreta, real, verdadera que él nos pueda dar el director del SLEP”, enfatizó la dirigente.
Respecto al origen del conflicto, Araneda explicó que “esto se había dado a conocer… antes que tome el cargo el director del SLEP. Esto ya se venía comentando… se planteó que se pudieran cambiar algunas personas de establecimiento para que se pudiera de alguna forma cortar este problema que estamos erradicando”.
Finalmente, la presidenta del Centro de Padres subrayó que la toma se mantendrá: “Nosotros no vamos a bajar los brazos mientras no tengamos una solución que realmente nos sintamos seguros para poder mandar a nuestros niños y niñas a la escuela”.
