La Escuela Rural G-24 de Curiñanco enfrenta una profunda crisis que ha movilizado a su comunidad educativa, especialmente a padres y apoderados, quienes iniciaron una toma del establecimiento y hoy siguen exigiendo soluciones estructurales y de convivencia escolar. José Morá, apoderado de la escuela, explicó que la acción busca asegurar un ambiente digno y seguro para los estudiantes: “Lo que nosotros estamos solicitando es que el colegio vuelva a funcionar lo antes posible, que se reintegren profesores nuevos, que salgan los que hoy día tienen alguna causa judicial”.
Los apoderados destacan que su preocupación no se centra exclusivamente en el reciente deceso de una funcionaria, sino en los problemas estructurales que lo antecedieron. “Aquí hay problemas internos de acoso laboral, acoso de ley Karin, de tratos y ese tipo de cosas. Entonces, lo que nosotros estamos pidiendo es que todos esos que están involucrados ahí se vayan, porque no queremos que sean parte de la educación de nuestros hijos”, declaró Mora.
En un comunicado emitido por el Centro General de Padres y Apoderados, la comunidad exige la presencia del director ejecutivo del SLEP Valdivia, Juan Carlos Durán, así como la remoción de todos los funcionarios implicados en casos que actualmente están siendo investigados tanto por Fiscalía como por sumarios internos. Además, se solicita apoyo psicológico de calidad para estudiantes, familias y trabajadores de la escuela, dado el impacto emocional del proceso.
A pesar de una primera reunión con el SLEP, los apoderados anunciaron que las movilizaciones continuarán. “Mañana esto no va a parar solamente por una respuesta sobre si van a seguir o no van a seguir las personas (…) tenemos que ver temas que el colegio está todo dejado, hay estructuras que hoy día ya están obsoletas, los niños necesitan más espacio, más sala”, señaló el vocero.
La comunidad también cuestiona la falta de comunicación institucional y el trato diferenciado que perciben por ser una localidad rural. “Curiñanco es una comuna chiquitita, con un colegio rural chiquitito y como que no nos miran, no nos toman tan en serio como deberían tomarnos”, afirmó Mora.
En este contexto, la toma del colegio representa no solo una respuesta al conflicto reciente, sino una exigencia a que se replantee integralmente el funcionamiento del establecimiento.
Lee el comunicado completo a continuación: