Por Cristián Fuentes Vera
Académico Escuela de Gobierno y Comunicaciones UCEN
Hace tiempo que la política exterior de Chile no le concede a esa parte del planeta un rol que le otorgue algún sentido y permita aprovechar potenciales beneficios.
La respuesta es afirmativa si queremos reforzar la inserción del país en un escenario externo sometido a los desafíos de la post pandemia y al enfrentamiento entre Estados Unidos y China. El hecho de no ser esto una prioridad, está lejos de significar su abandono; por el contrario, debemos tratar los temas del desarrollo, impulsar alianzas, promover la cooperación sur-sur y estimular los intercambios, sobre todo para nuestras Pymes que tienen en África, Medio Oriente y partes de Asia, atractivos mercados disponibles para los productos de nuestras regiones y para exportaciones con mayor valor agregado, lo cual justifica firmar acuerdos que faciliten el comercio.
La Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales y ProChile tienen allí una tarea pendiente.
La creatividad y la audacia tienen campo libre cuando se trata de administrar eficientemente recursos escasos, razón por la cual nombrar embajadores itinerantes, abrir oficinas comerciales en lugares estratégicos y compartir embajadas con otros países resultan iniciativas válidas para desplegar por primera vez, en muchos años, una política consistente.












