Por Felipe Mansilla
Consejero Nacional de RN

Hemos visto en las últimas décadas como las ciudades se han ido desarrollando, creciendo sostenidamente, muchas veces sin una regulación adecuada, o lisa y llanamente, sin ningún tipo de orden que fije los parámetros de su paulatina proliferación.

Podemos ver claros ejemplos en nuestro país, donde hoy existen ciudades unidas que antes estaban claramente distantes, como Valparaíso y Viña del Mar, Coquimbo y La Serena , Temuco y Padre Las Casas o lo que ocurre en la región metropolitana, donde existen varias comunas, con límites imperceptibles entre ellas y que forman un gran Santiago.

Nuestra provincia no se encuentra en tal situación actualmente, pero debemos observar lo ocurrido en los casos mencionados anteriormente, sacar las conclusiones pertinentes y prevenir para el futuro, ya que el desarrollo de todo ámbito se basa en la anticipación, por lo que debemos planificar a tiempo y no lamentarnos cuando ya sea demasiado tarde.

Claramente hay un inicio de los fenómenos ya descritos en la ruta que une Río Bueno con la ciudad de La Unión, comunas que han iniciado un desarrollo hacia dicha ruta, construyendo alrededor de la carretera que hasta hace 20 años atrás se encontraba casi totalmente desierta, muy por el contrario al urbanismo descontrolado que podemos observar al transitar hoy por ella.

En este trayecto podemos encontrar industrias, parcelas para el uso habitacional, restaurant, empresas de transporte, bodegas industriales entre otras actividades que han dado paso a la proliferación de actividades que se han tomado estas tierras, careciendo de cualquier tipo de ordenamiento territorial o planificación previa a las construcciones ya efectuadas. Resulta imperativo darnos cuenta de esta problemática, debiendo definir que espacios serán utilizados para la actividad industrial, habitacional, turística, y cualquier otra, para que en el futuro no lamentemos un desorden absoluto donde existan familias que vivan al lado de grandes industrias o predios con actividad agrícola rodeado de grandes construcciones.

Son muchas las actividades humanas que se pueden desarrollar en este tan pequeño trayecto que une ambas comunas, pero hay que buscar la compatibilidad entre estas actividades, y de estas con el medio ambiente, tomándonos en serio esta discusión y abandonar la improvisación con que se ha abordado este tema, que tendrá un directo impacto en la calidad de vida que le entreguemos a las futuras generaciones que vivan en nuestra provincia del Ranco.

Debemos por tanto buscar un desarrollo ordenado, heterogéneo, donde el eje de planificación no sólo sea el aspecto físico (la tierra), sino también tener en cuenta aspectos económicos, sociales, naturales, etcétera. Dichas consideraciones deberán ser analizadas y plasmadas en una especie de “Plano regulador Intercomunal”, el que sin duda debe ser discutido y construido con todos, no sólo dejarlo supeditado a la construcción de arquitectos o asesores urbanistas, siendo esta una gran oportunidad para construir nuestras ciudades con una mirada transversal, donde podamos todos quienes integramos las ciudades dar nuestras consideraciones y así, a partir de esto, crear ciudades más integradoras, armónicas, y en definitiva crear “buenas ciudades”.