sábado, mayo 18, 2024

Debate Municipal: Lo bueno, lo malo y lo feo de la discusión política unionina

Por Camilo Gómez, egresado de Derecho de la Universidad de Chile

[su_dropcap style=»simple» size=»5″]A[/su_dropcap]noche por la señal de radio 101 de La Unión, se pudo apreciar un debate entre tres de los cuatro candidatos a alcalde por la comuna, cuestión que siempre es beneficiosa como insumo para generar una participación ciudadana informada, en miras a las elecciones de octubre próximo.

Varias cosas pueden sacarse en limpio de la participación de los candidatos, cuestiones positivas y otras que dan cuenta de las carencias del quehacer político en nuestra ciudad, y por ello lo expondremos brevemente por cada uno de los participantes del debate.

MARÍA ANGÉLICA ASTUDILLO

Lo bueno: La actual alcaldesa fue clara en exponer los elementos centrales de su gestión, conduciendo sus intervenciones hacia los temas que han sido el fuerte de su periodo en la municipalidad. Lo anterior supone un aceptable manejo de conceptos y la intención de continuar con proyectos que al parecer considera pendientes.

Lo malo: perder la compostura en algunos puntos del debate. Es sabido que en una discusión que busca tener altura de miras y tocar temas profundos el que se enoja, pierde. El que sea la actual primera autoridad comunal es su ventaja y a la vez su punto vulnerable, ventaja en cuanto puede hacer valer hechos concretos de su gestión para validar su habilidad como jefa comunal, pero del mismo modo, será atacada por las cosas que están pendientes en su bitácora de proyectos, máxime si hay ideas que se arrastran desde hace años y no han podido salir de la niebla de los “anteproyectos”.

ALDO PINUER

Lo bueno: Que se atreviera a discutir. Siempre amenazado por la idea de ser una persona reacia a confrontar discusiones, cosa que es inevitable para un alcalde, parecía un punto flaco que supo dejar atrás enfrascándose sin rodeos en varios puntos del debate en animados intercambios de ideas.

Lo malo: La vaguedad de sus propuestas, partir siempre de la idea de que se trabaja en silencio implica apelar a una modestia que puede resultar contraproducente en una campaña, tanto silencio sobre el programa para el futuro municipio podría hacer sospechar que dicho programa no existe, y eso, para todo votante que busca informarse es fatal.

MARIO ORTIZ

Lo bueno: un buen bagaje en términos de diagnóstico de las necesidades de la comunidad. Siempre es interesante considerar datos duros y cuáles son los puntos flacos de las administraciones anteriores, así como plantearse los temas que son incómodos para algunos como la situación de las empresas forestales y el desarrollo económico.

Lo malo: Quedarse permanentemente en el diagnóstico. Su condición de dirigente ambientalista lo pone en un sitio de identificar errores, problemas y amenazas, pero es una vía facilista: decirle a los demás lo que está mal. El problema es la carencia de propuestas asociadas, al no salir de su zona de confort. En todo el debate fue capaz de hablar de los problemas, pero con nula sugerencia de soluciones a los mismos. Es fácil decir que hay que controlar el crecimiento de las forestales y su afectación al medioambiente, pero cómo se hace sin dañar el trabajo de las personas y otros factores de índole económica es el dilema, si se es alcalde. Es un tremendo pendiente en su discurso.

LO FEO

Hay dos cosas trascendentales que emanan del debate presentado anoche. El primero es la falta de propuestas concretas. Plantear las herramientas a utilizar para generar una dinámica económica que favorezca el empleo, pero que dé cuenta de una sustentabilidad con el ambiente y en el tiempo. No se habla de los equipos de trabajo, no sabemos con quiénes van a ejecutar sus ideas, porque es evidente que un alcalde, por capaz que sea, siempre será insuficiente para dar satisfacción a todas las necesidades de la comuna.

Todos hablaron de querer lo mejor para la La Unión, es natural que lo señalen, pero argumentativamente es pobre. “Querer una comuna mejor” podía escucharse en los tres discursos, pero es una declaración de buenas intenciones vacía, no basta esa mera intención para elaborar un proyecto municipal potente y coherente. Se perdieron la oportunidad de convencer a los votantes. Desperdiciaron la opción de proponer un programa, ninguno de los tres lo hizo y en consecuencia no queda claro que es lo que los diferencia entre sí.

Lo segundo y tal vez lo más feo del debate: La conducción. La señora Elena Carrasco, como moderadora del debate debió mantener una imparcialidad a toda prueba, pero se mantuvo permanentemente opinando y expresando su visión sobre los temas en la mesa, cuando era la opinión de los candidatos la relevante. Del mismo modo, se notó una falta de simpatía con el candidato Ortiz al que permanentemente le puso cortapisas y rebatía en una instancia en la que eran los otros candidatos los llamados a objetar sus dichos. Esa actitud ensucia el debate y desvía la atención de los oyentes hacia un protagonismo de quien solo debería conducir en miras de facilitar el intercambio de ideas.

A pesar de lo anterior, el debate es necesario. Que los candidatos se atrevan a pararse frente a un micrófono y exponerse a las inquietudes de sus pares y de los ciudadanos que buscan ilustrarse sobre las intenciones de los aspirantes al sillón municipal es digno e indispensable.

Esperamos que estos espacios se repitan y que se fortalezca el debate, corrigiendo los aspectos que aquí se exponen y avanzando hacia una política de ideas, y no de calendarios de bolsillo.

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