[su_dropcap style=”simple” size=”5″]E[/su_dropcap]liminar las clases de filosofía, es la propuesta del Mineduc para el curriculum escolar del año 2017, tirando por la borda la victoria que significó la recuperación de las clases de educación cívica en las escuelas de nuestro país. Eso, sumado a la reducción de los ramos artísticos y la disolución del ramo de historia, situándolo como una suerte de apéndice de las ciencias naturales, da cuenta de la miopía en la labor educativa del Estado chileno – minado a la educación que es transversal a ambas coaliciones, pues ha sido orquestada al alero de ambos gobiernos – y de un sorprendente esfuerzo de su parte por entregar la educación más pobre posible.
Si leemos entrelíneas todas estas modificaciones a las mallas curriculares, podemos ver el intenso menosprecio por el arte y las humanidades, tratando con el mayor ahínco de tecnificar a cada uno de los estudiantes para que sirvan al desarrollo económico del país, mejorando las cifras de crecimiento, pero olvidando completamente la necesidad que tiene el hombre de nutrirse culturalmente, no solo como una pedantería estética, sino como una herramienta para poder defenderse de los abusos permanentes que se ejercen contra las personas que carecen de estas armaduras culturales.
El férreo interés en mecanizar a los ciudadanos está dando frutos, y en cifras – para el deleite de los estadistas – se traduce a que en nuestro país el 80% de las personas no entiende bien lo que lee; de quienes leen, apenas un 7% lo hacen de forma recreativa; no se leen más de 5 libros al año por persona (promedio sostenido por los estudiantes que leen por obligación); 1 de cada 3 personas se encuentra afectada por problemas de salud mental y el 20% de la población sufre de depresión; lo que da cuenta de que estamos educando simplemente para construir un país de analfabetos funcionales, agotados y deprimidos.
Que nos llamen analfabetos ofende y debería porque es algo que por regla general no es muy bonito, a pesar de que frases como “no me leí el libro, pero salvé” o “no estudié nada, pero me fue bien en la prueba de pura suerte” puedan sonar a algo de lo que sentirse pobremente orgulloso, resuenan en el diario vivir en personas que apenas saben firmar, pero saben, entonces las cosas que firman los obligarán de igual modo y sin darse cuenta somos burlados por un sistema que se aprovecha de nuestra ignorancia y nos exprime sin piedad garantizándonos a nosotros y nuestros hijos, todo un abanico de posibilidades para permanecer en esa ignorancia.
El que se haya eliminado la educación cívica en su momento trajo como consecuencia la orfandad de una generación entera sobre sus derechos, sin saber qué pueden exigir – para muestra los derechos de los consumidores, donde la gente en total desamparo, entrega sus productos defectuosos durante meses al servicio técnico de las tiendas, a pesar de que la ley le permite exigir que se le devuelva el dinero o se le entregue otro producto en buen estado – o sobre sus deberes, sin saber hasta dónde pueden ser exigidos por las autoridades – como controles de identidad notoriamente ilegales por parte de las policías que se sienten omnipotentes y que son percibidas como omnipotentes por una buena parte de la población – y con ello evitar los abusos.
Décadas después, cuando el daño está hecho, se vienen a dar cuenta de lo necesaria que es la formación ciudadana y tratan de enmendar el error incluyéndola, pero sabiendo que pasará bastante tiempo para ver los frutos de un proyecto educativo cívico aun muy vago, sobre el que hay más esperanzas que certezas.
Sobre la filosofía obligatoria el tema será similar, arrancar de cuajo uno de los pocos reductos de educación crítica, solo traerá como consecuencia la lobotomización general de los estudiantes. Garantiza la privación del sustrato de la lógica para entender los fenómenos sociales, tan importantes como son entender los procesos matemáticos. El fuerte componente moral de los estudios filosóficos que tarde o temprano serán valiosos al enfrentarse a decisiones éticas – lo que podría evitar más casos SQM o colusiones de las farmacias, escándalos protagonizados con personas con mayor formación económica que filosófica – y un sinnúmero de herramientas que la filosofía, puede aportar en el desarrollo integral de un individuo.
El cuestionamiento, como motor de la identidad y del progreso, se ve truncado al atacar estos contenidos. Intentar saber “por qué cresta estamos como estamos” y llegar a las fuentes de la desigualdad, para dejar de repetir estúpidamente que la gente pobre lo es por su flojera, o encontrarse sumido en la vorágine de falacias que José Piñera utiliza para defender a las AFP, redundancias que podrían sonar convincentes tras la pedantería de citar estadísticas descontextualizadas, pero que no aguantarían un round sometido al método socrático.
Cuando se den cuenta, o más bien, cuando el peso de su macabra y consciente decisión los empiece a alcanzar, cuando nivelar para abajo – porque quitar contenidos es la nueva forma de igualar las posibilidades – hace aun más notoria la brecha con la educación particular cuyas mallas curriculares son definidas por cada colegio, tratarán de reincorporarlo, pero el daño también estará hecho y generaciones enteras habrán sido evisceradas por ella.
Finalmente, la educación en un “Estado laico” en que subsisten las clases de religión, destinando valiosas horas lectivas a una educación que cada familia puede disponer a través del culto de su fe, entre escuelas dominicales o catecismos, pero en las que se nos priva primero del arte, como sustento de la expresión de nuestra forma de ver el mundo, luego de la historia que es el sustrato y antecedente de nuestros problemas además de las potenciales soluciones y finalmente de la filosofía que es el alimento de una mente crítica, que permite a un individuo darse cuenta de la complejidad de su realidad, termina por despojarnos de un importante trozo de humanidad, convirtiéndonos en autómatas que trabajan de 8 a 6, tirando de la palanca sin saber por qué, y con pocas esperanzas de preguntárnoslo alguna vez.
NOTA DE CIERRE: como la opinión sin acción de poco sirve, aquí hay una alternativa para demostrar el interés en el tema, y hacer valer las consideraciones que creamos necesarias, desde la próxima semana se habilitará la consulta ciudadana sobre este tema y podremos objetar decisiones como estas visitando la siguiente página: www.curriculumnacional.cl
Columna> #LaNavajaDeGómez