El 60,2% de los profesionales de la salud en Latinoamérica y España afirma que sus pacientes llegan con información obtenida en internet, principalmente desde Google (72%), redes sociales (35,5%) y herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT (24,7%). Esta tendencia, cada vez más extendida, ha transformado la dinámica entre médicos y pacientes.
El equipo de doctores investigadores, integrado por el Dr. Miguel Ángel Carrasco, Dr. Sergio Godoy, Dr. Rodrigo Browne, Dra. Carola Neira, Dr. Joseph Crawford, Dra. María Inés Castillo y Dra. Bárbara Klett, advierte que el fenómeno puede derivar en un “loop patológico”: un círculo vicioso en el que la información digital, lejos de ayudar, fomenta la desconfianza hacia el médico y puede llevar al abandono de tratamientos.
Historias que preocupan
Durante la presentación, se compartieron casos reales. Una mujer de 54 años suspendió su terapia de reemplazo hormonal luego de leer en Google que sus mareos eran un “efecto adverso grave”. Otro caso relató a un hombre con insuficiencia renal, que tras recibir información confusa en ChatGPT, optó por un tratamiento naturista; seis meses después, debió iniciar diálisis de urgencia.
La mirada de los médicos
Aunque más de la mitad de los médicos encuestados considera positiva o neutra la búsqueda de información por parte de los pacientes, un 57,7% advierte que la selección algorítmica de contenidos es perjudicial. Aún más categórico: el 88,3% cree que los pacientes no cuentan con conocimientos suficientes para decidir sobre su salud solo con lo que leen en línea.
Paradójicamente, el fenómeno también alcanza a los propios profesionales: un 65,6% admite usar Google, redes sociales o IA para resolver dudas clínicas o entender mejor a sus pacientes.
Un desafío urgente
Los doctores investigadores concluyen que se requiere con urgencia alfabetización digital en salud, tanto en la formación médica como en la educación de la población. “El problema no es que los pacientes se informen, sino que lo hagan sin herramientas críticas para filtrar la calidad de la información”, señalaron los autores.
El debate quedó abierto en Valdivia: ¿cómo aprovechar el potencial de la inteligencia artificial y las plataformas digitales sin caer en el riesgo de que los algoritmos erosionen la confianza en la medicina?