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La agricultura en el corazón de las decisiones regionales

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Por Luis Cuvertino Gómez
Gobernador Regional de Los Ríos

En la Región de Los Ríos estamos siendo testigos de un avance histórico para el mundo rural: la entrega de incentivos del Programa para el Desarrollo y Fortalecimiento Integral de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, una política pública inédita que hemos construido y puesto en marcha con una inversión de $5.000 millones del presupuesto regional, transferidos a INDAP Los Ríos. Este esfuerzo, concebido desde la gestión regional, representa un hito en nuestra autonomía y una señal concreta de cómo la regionalización se traduce en bienestar para las personas.

Este programa nació del convencimiento de que el desarrollo del país debe pensarse desde las regiones. Es fruto de una planificación a cuatro años, que se ha ido materializando con fuerza, gracias al trabajo colaborativo entre el Gobierno Regional, nuestro Consejo Regional, INDAP y el Ministerio de Agricultura. Una alianza virtuosa que ha permitido que los recursos regionales lleguen directamente a las familias campesinas e indígenas, fortaleciendo su trabajo, modernizando sus herramientas y proyectando su futuro con dignidad.

Nada de esto sería posible sin el compromiso de los municipios, de la institucionalidad pública y de las organizaciones campesinas, que han sido el pilar de este proceso. Porque este logro no solo pertenece al mundo agrícola: es también un triunfo de la regionalización, una demostración concreta de que las regiones pueden diseñar y ejecutar políticas públicas propias, pertinentes y sostenibles, cuando se les confía la decisión y la gestión de sus recursos.

Junto con INDAP, hemos trabajado para dar vida a un ecosistema de apoyo al sector rural; también tenemos un convenio con el INIA para mejorar la certificación de semillas; colaboración con la CNR para fortalecer los sistemas de riego y asegurar agua para nuestros sembrados; y el Programa Regional de fertilización de suelos, que mantiene vivo el compromiso con el principal patrimonio de cada agricultor: su tierra, con un eje central como objetivo, garantizar la seguridad alimentaria regional. Todas estas acciones reflejan una preocupación constante del Gobierno Regional y de nuestro CORE, que ha entendido que el futuro de la región también se cultiva en el campo.

Hoy, cerca del 80% de los recursos de este programa —pensado originalmente para cuatro años— ya están comprometidos o en ejecución antes de diciembre de 2025. Este ritmo de avance no solo da cuenta de la eficiencia institucional de INDAP, sino también del compromiso humano y político por cumplir con quienes más lo necesitan. Porque detrás de cada cifra hay una familia, una comunidad rural, una historia que queremos fortalecer.

Creemos profundamente que el agro es parte de la identidad de Chile, de su cultura, de su historia. Por eso, acompañar a nuestros campesinos y campesinas no es solo una acción de fomento, sino un acto de justicia territorial y de respeto por nuestra Ñuke Mapu, la madre tierra. Este programa es una expresión concreta del Chile que soñamos: un Chile fraterno, equitativo, donde las personas estén en el centro de las decisiones y donde la descentralización deje de ser un discurso para transformarse en una práctica cotidiana.

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