El trabajo, elaborado por Miguel A. Carrasco (Observatorio de Comunicación y Salud UACh/UC), Sergio J. Godoy (Pontificia Universidad Católica de Chile), Carola Neira (Universidad Austral de Chile), Gabriel Bastias (Pontificia Universidad Católica de Chile), Gabriela González (Universidad Austral de Chile), Sandra Riquelme (Universidad de La Frontera) y Rodrigo Browne (Universidad Austral de Chile), será publicado en una revista internacional indexada en Scopus, consolidando su alcance académico y científico.
El rezago chileno
El estudio advierte que Chile está rezagado en el desarrollo de aplicaciones móviles de salud para adultos mayores. Mientras que Perú, Uruguay, China y Estados Unidos ya cuentan con herramientas avanzadas y conectadas a sus sistemas de salud, en Chile la única app identificada –APPMayor– se limita a entregar descuentos y teléfonos de emergencia, sin acceso a fichas clínicas ni coordinación con el sistema público de salud.
Lecciones internacionales
El análisis comparó aplicaciones de 12 países, basándose en siete criterios definidos por personas mayores en estudios previos: recordatorios de medicamentos y exámenes, geolocalización, conexión con servicios de emergencia, gestión de citas médicas, monitoreo de actividad física y acceso a información sobre tratamientos.
En Perú destaca EsSalud, que permite agendar horas médicas y recibir recordatorios; en China, apps como MaiGou y QingleiTech combinan monitoreo clínico, inteligencia artificial y alertas de emergencia en tiempo real; y en Estados Unidos, Teladoc conecta a pacientes con médicos 24/7, integrando dispositivos de monitoreo remoto.
Una propuesta de futuro para Chile
El equipo investigador propone que la “app ideal” para el país sea gratuita, intuitiva, con botones grandes y letras legibles; que incluya recordatorios de medicamentos, acceso a exámenes, agenda médica vinculada a FONASA, conexión con familiares y servicios de urgencia, promoción de la actividad física y disponibilidad de telemedicina.
“Más que una aplicación aislada, Chile necesita una estrategia pública que combine estas tecnologías con telemedicina y teleasistencia, para enfrentar de manera integral el envejecimiento de la población”, concluye el trabajo.