Por Luis Cuvertino Gómez
Gobernador Regional de Los Ríos
Ubicada en la comuna de Futrono, Isla Huapi es una de las zonas más alejadas de nuestra región, que todavía no cuenta con un servicio básico tan importante como el agua potable y saneamiento sanitario. Actualmente se abastecen por agua de goteras o agua que es trasladada en bidones y carretas con bueyes desde el Lago Ranco y no cuentan con un tratamiento para sus aguas residuales. Parece increíble que a estas alturas todavía el Estado de Chile no haya podido hacerse cargo de una necesidad tan importante para las más de 300 familias mapuches huilliches, que hacen sus vidas en este territorio insular de nuestra Región de Los Ríos.
Es más de una década esperando que se concrete este anhelado proyecto de APR y saneamiento sanitario, el que se ha visto frenado por un obstáculo insalvable, planteado por la metodología de la inversión pública que solo considera inversión en propiedades reconocidas individualmente, inscritas en los conservadores de bienes raíces y no, una ocupación ancestral amparada por el convenio de la OIT 169 que el Estado de Chile firmó libremente el año 2008 y que reconoce el uso ancestral y consuetudinario de la propiedad, que es este caso, donde el 100% de las familias ocupan propiedad amparada por dos títulos de merced que abarca la totalidad de los terrenos de esta isla.
Llevamos como Gobierno Regional más de diez años gestionando con las máximas autoridades del país: Presidentes de la República y ministros de Estado, para que nos permitan efectuar cambios en la metodología y asumir como Estado esta excepcionalidad de uso amparada en dicho convenio (169).
Hoy, gracias a una coordinación entre nuestro Gobierno Regional de Los Ríos, el Municipio de Futrono, el Ministerio de Desarrollo Social, CONADI y el Plan Buen Vivir, estamos abriendo una posibilidad de cambiar la historia. Hemos propuesto a la comunidad una nueva metodología de evaluación, a través de un estudio antropológico, que incorpora estándares internacionales, en particular el Convenio 169 de la OIT, reconociendo el uso ancestral del territorio como una forma válida y legítima de posesión.
Este no es solo un proyecto de agua potable. Es una oportunidad para el Estado de corregir un error histórico. Es una señal de que la institucionalidad puede cambiar, puede adaptarse, puede reconocer que existen múltiples formas de habitar un territorio y, que esas formas merecen el mismo acceso a los derechos básicos.
Si Isla Huapi logra avanzar, toda la Región de Los Ríos avanzará con ella. Y tal vez, por primera vez, desde este rincón del país se empiece a escribir una nueva forma de hacer política pública, con una nueva jurisprudencia que permita reconocer la historia de nuestros pueblos ancestrales, concretando aquellos proyectos que en derecho merecen las familias de nuestras comunidades. Definitivamente estaríamos “corriendo el cerco”.