Ubicado desde siempre en el Campus Isla Teja de la Universidad Austral de Chile, el Cine Club UACh celebra 60 años de historia, trayectoria marcada por una indiscutible capacidad de adaptación a cambios históricos, políticos, generacionales y de formatos de reproducción, que actualmente lo consolida como el Cine Club más antiguo en funcionamiento ininterrumpido en el país.
La directora del Cine Club UACh, Andrea Osorio, destacó la importancia del trabajo que realiza el equipo de la sala para mantenerse como un cine de nicho y, a la vez, ser capaz de captar nuevas audiencias a través del estreno de películas y programación de muestras de cine que respondan a las exigencias tanto de los nuevos como de los tradicionales públicos.
“Nos enorgullece ser la sala de cine universitaria más austral del país, que mantiene su visión y misión originarias. Durante la última década hemos logrado adaptarnos no sólo a nuevas y mejores condiciones de infraestructura técnica, sino que también a nuevos formatos de reproducción y transmisión, tal como ocurrió durante la pandemia, donde adecuamos la exhibición de nuestra cartelera a través de streaming. Actualmente, contamos, como siempre, con una diversa y nutrida cartelera mensual, la que nos permite alcanzar altos niveles de audiencia al año. Ello nos complace y motiva, ya que demuestra que la labor que llevamos a cabo tiene una excelente proyección en el tiempo”, indicó.
Por otra parte, la directora manifestó que el Cine Club continúa fortaleciendo los nexos con entes colaboradores, que le permiten posicionarse y mantenerse vigente en temáticas y estrenos en el país. Así también, expresó que persisten en fortalecer los vínculos con las comunidades educativas de la región y en abrir nuevos puentes para que cada vez sean más las unidades académicas de la UACh que se interesen en utilizar el cine como instrumento para la enseñanza y el aprendizaje integral de sus estudiantes.
Sobre la celebración del 60° aniversario de la sala, Andrea Osorio habló sobre la presentación de la obra audiovisual preparada especialmente para esta conmemoración. “Además de toda la interesante programación que hemos exhibido a la fecha y aquella que estará en cartelera el resto del año con motivo de nuestro aniversario, surgió la idea de realizar un registro que rescate la historia de la sala, como un regalo especial para la comunidad, tal como lo hicimos en el año 2013 con la producción del documental `El Cine del Alma Mater`, con el que festejamos los 50 años del Cine Club y que fue dirigido por el realizador y académico de la UACh, Jorge Garrido Barros. En esta ocasión quisimos replicar esa experiencia. Esta vez, invitamos a Gabriel Miranda, un joven cineasta, estudiante de la carrera de Creación Audiovisual de nuestra universidad, para que lleve a cabo este hermoso proyecto”.
Cortometraje animado para los 60 años
La historia del Cine Club UACh se registró en un corto animado creado por Gabriel Miranda Díaz (23 años), quien se aventuró en la creación de una obra audiovisual en stop motion 2D, cuyo proceso creativo tomó cerca de siete semanas y el de producción alrededor de 3 meses.
Respecto de la técnica de animación, el joven cineasta explicó por qué decidió realizar la obra en 2D. “Desde chico me llamaban la atención los cortometrajes hechos con la técnica de animación stop motion. Regularmente, los personajes estaban hechos de plasticina o de lego y todo ocurría en maquetas, y era genial pensar que uno podía crear personajes e historias en casa con materiales del hogar. Recién en la universidad comencé a aproximarme a la técnica, lo que finalmente me llevó a apreciar más la animación como un medio que permite hacer volar la imaginación y, así mismo, explorar diversas formas de tratar temas y contar historias. El cortometraje se hizo en animación digital 2D por dos razones. Primero que todo, el tiempo. En cuanto al proceso de producción, para poder llevar el guion a la pantalla, era la opción más viable, ya que contaba con el equipo técnico necesario. La otra razón fue estética, ya que esta técnica permite plasmar un tratamiento caricaturesco con más accesibilidad: rebotes con aplastamientos y estiramientos junto con una exageración de las expresiones de los personajes, tanto como para generar un tono cómico como para avanzar en la trama y, en conjunto, darle personalidad al cortometraje”, indicó.
Respecto de cómo ha sentido la recepción del público ante su creación, Gabriel señaló, “siento que el cortometraje ha funcionado, que en general ha sido bien recibido y es muy bonito saber que ha logrado sacar risas como una evocación de vivencias en torno al cine y la ciudad”.