jueves, abril 18, 2024

Víctor Hugo Fontealba: “Sigo viendo el río como la columna vertebral para el desarrollo de Trumao”

Alcalde de Mar y emprendedor turístico hace un recorrido histórico sobre Trumao y el río Bueno, donde su familia, por cuatro generaciones ha vivido contribuyendo al desarrollo de la zona.

Víctor Hugo Fontealba León, nació y vive hace 48 años en el lugar conocido como el balseo de Trumao. Su vida ha transcurrido en torno al río Bueno y al Puerto Viejo de Trumao, lo mismo que sus padres, abuelos y bisabuelos, cuatro generaciones que transformaron el río en su forma de vida y sustento familiar, mediante el servicio de transbordo fluvial y cabotaje con vapores y lanchas construidas por ellos mismos.

Hoy, Fontealba, es el Alcalde de Mar del puerto, cargo que la Armada de Chile tiene en la zona para controlar y fiscalizar los procesos de zarpe de embarcaciones, como también el área donde se concentran las pisciculturas cercanas a la zona de la Barra del río Bueno, que era el punto de entrada de grandes embarcaciones que venían desde Europa, lo que cesó con el terremoto de 1960, que produjo embancamiento en el canal de acceso.

Ese terremoto, el más grande del mundo hasta la fecha, vino a terminar también con la época de gloria del Puerto de Trumao, hasta que hace unos 20 años la Armada repuso su presencia en la zona, debido a las actividades de acuicultura en el río Bueno. Asimismo, comenzaron a desarrollarse actividades incipientes de turismo, lográndose generar un potencial polo de desarrollo que, debido a la pandemia, ha quedado totalmente paralizado.

“Lo que se ha podido recuperar en historia apunta a fines del siglo 18, desde entonces Trumao ha sido un punto de entrada y salida de productos que se almacenaban para poder distribuir hacia San Pablo, Osorno, Río Negro, aprovechando la navegabilidad del río Rahue, La Unión y la misma zona de Trumao, con carga de abastecimiento que venía desde Europa, fundamentalmente”, relata Víctor Hugo Fontealba.

El Alcalde de Mar de Trumao, detalla la forma en que todo terminó producto del gran terremoto y de que manera se volvió a reinstalar la presencia de la Marina chilena en el sector.

“La Armada de Chile ha tenido por siempre representación en el Puerto de Trumao, la que geográficamente estaba ubicada en los sectores aledaños en la estación de ferrocarriles, todo giraba en torno a ese sector. Todo eso funcionó hasta mayo de 1960, cuando el terremoto destruyó todo, la navegación disminuyó notoriamente, hasta que el año 2.000 se instaló la nueva representatividad con Alcaldía de Mar de Trumao, comenzando a trabajar con la Capitanía de Puerto de Corral (…) después hubo una subdivisión de capitanías de puerto, formándose la de Lago Ranco, que es la responsable de ver las zonas navegables del río Bueno”, especifíca.

El área jurisdiccional que tiene la representación es muy específica: El sector centro de cultivo de Los Patos, El Molino de Oro, Goleta y El Manzano, donde se realiza fiscalización marítima, pesquera, áreas de concesiones, y son los puntos que están marcados en la cartografía del río Bueno.

Al momento de explicar la función que cumple la Alcaldía de Mar de Trumao, Fontealba explica que, su rol es “mantener la presencia de la Armada de Chile en estos sectores de caletas pequeñas. Aquí tenemos el tráfico fluvial, cabotaje menor, pero el fuerte está siendo el control de la navegación de la embarcación subsidiada por el gobierno, que hace conectividad entre La Barra y Trumao. Asimismo, los centros de cultivo que se ven con pinzas para mantener la navegación en esos puntos”.

Pero, antes de 1960, todo giraba en torno a la navegación fluvial en el río Bueno, con cabotaje de carga y pasajeros. “El único ingreso que tenía Trumao, Llancacura, Las Violetas, Puerto Ulloa, Trinidad, hasta llegar a Venecia en La Barra, giraba en torno al río y ferrocarril, en lo que es Trumao y el sector llamado el Puerto Nuevo (al lado del Ferrocarril), para la conectividad fluvial ferroviaria”, comenta Fontealba.

Según el relato de Víctor Hugo, todo tuvo su época de gloria “con la conectividad que existía con Valdivia, Corral, el Pacífico y el Atlántico, con el puerto de Hamburgo en Alemania, con el puerto de Burdeos en Francia, todo giraba en torno a La Barra del río Bueno. Buques mercantes ingresaban al río desde Europa, pero después del terremoto del 22 de mayo de 1960, cambió el fondo del canal impidiendo el tránsito de embarcaciones para ingresar al río Bueno”.

Pero, el año 2.000 la salmonicultura comenzó a trabajar sin la existencia de infraestructura en la zona, por lo que comenzaron a traer embarcaciones de Punta Arenas, Puerto Montt, Valdivia y Talcahuano para hacer cabotaje de peces vivos y pertrechos para la acuicultura, lo que volvió a revivir el ingreso de embarcaciones desde el mar aprovechando ciertas condiciones de navegabilidad y mediante la utilización de pilotos prácticos locales que son quienes ingresan las naves por La Barra.

TRUMAO Y EL TURISMO

Pese a que durante muchos años nadie hizo mucho por Trumao, cada administración desde que todo pertenecía a la región de Los Lagos, hizo lo que pudo dependiendo de los recursos existentes. Sin embargo, para Fontealba hubo un cambio a partir de la creación de la región de Los Ríos.

“Cuando vino la división regional, se formó la Región de Los Ríos, se postularon buenos proyectos, con mayor organización, se construyó el muelle comercial aquí en Trumao, en Puerto Ulloa, Llancacura, en La Barra, se instalaron balizas, se hizo cartografía. Se inyectaron recursos al turismo, nacieron emprendedores, se mejoró el acceso desde La Unión con pavimentación hasta el puerto; en fin, varias cosas que no existían como el picnic de Trumao que se ha estado mejorando seguidamente, pero que ahora se ve paralizado por la pandemia”.

Por ello, para Victor Hugo Fontealba, también emprendedor turístico, el desarrollo de Trumao está asociado directamente al turismo y el río Bueno: “El turismo es la industria sin chimenea a nivel mundial. El que diga que no gana con el turismo en tiempos normales, no es cierto. Hubo momentos, antes de la pandemia, cuando nacieron emprendimientos, se crearon redes para poner en valor el río Bueno y defenderlo de la instalación de pisciculturas, productores de hortalizas comenzaron a usar el río para transportar sus productos, sigo viendo el río como la columna vertebral para el desarrollo de Trumao”, puntualiza.

Pero, cada emprendedor que está a orillas del río está afectado por la pandemia. El emprendedor es vulnerable, no quiere perder los pocos recursos que tiene y, en ese sentido, han existido dos temporadas malas para ellos y están esperanzados en recuperarse.

Mientras tanto, el río seguirá fluyendo continuamente hacia La Barra, con nuevas generaciones viviendo en sus orillas, esperando que algún día el desarrollo logre alcanzar niveles de abundancia que les permitan vivir con tranquilidad, tan abundantes como las aguas que fluyen en el cauce. Esa es la esperanza de Víctor Hugo y de todos aquellos que viven en sus riberas, un sueño que no puede dormirse, sino que renacer en este bicentenario de La Unión, que debe gran parte de su desarrollo al río Bueno y al Puerto Viejo de Trumao.

La Unión no puede vivir de espaldas al río, sino que mirar el desarrollo logrado en el pasado para proyectar el futuro que sus hijos esperan.

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