Por Jorge Oyarce Kruger
Columnista noticiaslosrios.cl
Pues bien, en esta columna intenté hacer lo mismo. Espero haber llamado tu atención con este titular, espero haberte seducido a hacer click, leer y reflexionar. Pero eso si, no hablaremos del aire.
Bueno, en realidad si hablaremos del aire, pero como excusa para reconocer axiomas de nuestro ecosistema político/ambiental/comunicacional.
Esta semana despertamos con el dantesco escenario (suena bien «Dantesco») de saber que Valdivia es la cuarta ciudad más contaminada de Chile según…
¿Según quién?, ¿Noticias Los Ríos, La Cuarta, diputados por montón, TVN, Bio-Bio, CNN, Facebook?
¡NO!, la fuente es una publicación de Greenpeace “patrocinada” o que replica el trabajo de AirVisual, empresa que también es conocida como IQ-Air, que vende soluciones para monitorear la calidad del aire basados exclusivamente en PM 2,5.
De Greenpeace solo voy a decir, en pasado pluscuamperfecto, que los había admirado, eso para dejar claro que es en pasado, aunque haya sonado mal.
De la empresa, creo ya dije lo suficiente, venden soluciones tecnológicas para el monitoreo de PM 2,5.
PM 2,5, o material particulado 2.5µm es el conjunto de partículas cuyo diámetro está en torno a las 2,5 micras (1 µm corresponde a la milésima parte de un milímetro). Dicha propiedad le permite alojarse en los rincones mas profundos de nuestra red de alveolos pulmonares, generando un sinnúmero de complicaciones respiratorias y efectos relevantes a la población vulnerable; cuyo origen se encuentra mayoritariamente en la quema de combustibles orgánicos carbono, que son los más usados por nuestra población (leña, carbón, hidrocarburos, basura orgánica y vegetación).
Aunque dije que no iba a hablar del aire, diré si una cosa, urge modificar la matriz energética de nuestras ciudades saturadas estacionalmente. La leña seca no es una opción y el pellet tampoco, pero de esto no quiero discutir por ahora.
De qué discutiremos entonces. Pues bien, hablaremos de lo burdo de las reacciones de nuestros medios de comunicación, de nuestras autoridades y de nosotros mismos. De cómo las pautas las están definiendo desde el anonimato, quienes manejan el quinto poder, y desde la charlatanería naturalizada de medios con intereses particulares.
Para derribar algo del alarmismo intencional, algunos hechos:
- No se puede determinar la contaminación de un territorio basados en mediciones del PM 2,5.
- La “medición mundial” se basa en centrales de monitoreo online públicas, que sólo existen en uno de cada seis países del mundo y en menos de un 1% de las ciudades de dichos países.
- En América Latina sólo seis países entregan información, y de las 48 ciudades monitoreadas, 32 son chilenas sin aplicarse ninguna corrección estadística de representatividad o proporcionalidad. Venezuela no cuenta con centrales de monitoreo (permítanme la ironía).
- En todo África existen sólo cuatro unidades de monitoreo, en apenas tres países distintos.
- El monitor de calidad “más inteligente del mundo” vale CLP $169.999 y ahora trae IFTTT. Lo produce IQ-Air.
- Una de las recomendaciones del estudio es comprar un monitor en tiempo real.
- Xiaomi, compañía china que produce tecnología de alto estándar de calidad, posee un monitor por una fracción de ese valor, exactamente un quinto de dicho valor.
Dos días después me pregunto entonces:
• Por qué ningún medio chequeó esto, generando alarma y desviando la atención de quien sabe cuántas cosas.
• Por qué no concentramos la discusión en el futuro, en la planificación y en lo estratégico
• Por qué no prevemos en lugar de reparar.
• Qué hace Greenpeace amparando marketing pseudo estadístico, mal intencionado, burdo, poco serio y de nulo rigor científico.
• Qué hacemos compartiendo estas noticias.
• Qué haces tú leyendo esta casi ultima frase. Al menos tratemos de hacer algo.
Estamos bombardeados por información, por noticias y eventos, por mentiras casuales y particularmente por mentiras intencionales que pretenden modificar nuestro comportamiento y hábitos, con objetivos políticos, comerciales o quien sabe de qué índole. El problema ambiental existe, la solución la tenemos todos pero involucra cambios y compromisos profundos
Estamos abrumados y ahumados, espero, ya no estemos fritos.
