Reportajes

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Cambio climático y migración rural: los nuevos desafíos de los comités de agua potable en Los Ríos

En el marco del proyecto “Agua y comunidad: el rol vital de los Comités de APR en la Región de Los Ríos”, iniciativa financiada por el Fondo de Medios de Comunicación Social 2025 del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de Los Ríos. Este reportaje aborda los principales desafíos que enfrenta la gestión comunitaria del agua potable rural. La experiencia de dirigentes como Roberto Guarda, secretario del Comité APR Champel-San Jorge, de La Unión, revela cómo el aumento poblacional, la escasez hídrica y la nueva institucionalidad sanitaria están transformando la gestión del agua en el mundo rural.

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El proyecto “Agua y comunidad: el rol vital de los Comités de APR en la Región de Los Ríos”, impulsado por Noticias Los Ríos y ejecutado entre octubre y noviembre de 2025, busca visibilizar y fortalecer el trabajo de los comités y cooperativas que garantizan el acceso al agua en sectores rurales.

Actualmente, la región cuenta con 191 sistemas de Agua Potable Rural (APR) que benefician a más de 147 mil habitantes. Sin embargo, el crecimiento del mundo rural, el impacto del cambio climático y las nuevas exigencias de la Ley 20.998 están tensionando la gestión comunitaria, históricamente sostenida por el trabajo voluntario.

El proyecto contempla un documental, cinco reportajes y dos videos breves sobre inclusión de género, diversidad cultural, sostenibilidad ambiental y políticas públicas de agua rural. Este primer reportaje inaugura la serie.

Gestión comunitaria del agua: una estructura tensionada

El acceso al agua en calidad, cantidad y continuidad sigue siendo el principal desafío para las zonas rurales. Así lo plantea Roberto Guarda, secretario del Comité APR Champel-San Jorge, en la comuna de La Unión.

“Después de la pandemia vimos una fuerte migración desde la ciudad hacia el campo. Eso incrementó de manera considerable la población rural y tensionó un problema que se venía gestando hace mucho tiempo”, explicó.

El dirigente señala que este fenómeno tomó por sorpresa a las instituciones. “Con este aumento explosivo de población urbana a rural, el Estado simplemente no alcanza para solucionarlo todo”, comenta. A esto se suma la lentitud que ha traído la nueva institucionalidad sanitaria: “La falta de funcionarios ha atrasado que estos procesos sean más rápidos”.

Otro de los factores críticos, dice, es el recambio generacional: “La mayoría de las personas que presiden los comités son mayores de 45 o 50 años. Hay muy poca gente joven participando, y eso puede ser un problema a mediano plazo”.

Diversidad cultural y nuevos actores rurales

Guarda también destaca el cambio en el perfil de quienes habitan el campo. “Hoy hay muchos profesionales que se están instalando en sectores rurales, lo que trae nuevas capacidades, pero también menos tiempo para participar activamente”, observa.
A su juicio, este fenómeno ha tenido efectos positivos, como el aumento de mujeres en las directivas. “Se ha visto una participación femenina mucho mayor, y eso mejora la gestión y la mirada comunitaria”, valora.

En cuanto a la interculturalidad, reconoce que el acceso al agua “es una discusión transversal; no se divide tanto por quién tenga o no calidad indígena”.

Desafíos medioambientales: una sequía invisible

El secretario del APR Champel-San Jorge valora experiencias inspiradoras, como las de comités en Liquiñe y Panguipulli, donde las comunidades están protegiendo activamente sus fuentes de agua.

Sin embargo, advierte sobre una amenaza menos visible: el agotamiento del acuífero del río Bueno, declarado zona de restricción por la Dirección General de Aguas en 2022. “De ese acuífero se abastecen más de sesenta comités, y hoy está en riesgo porque el agua comprometida en derechos supera su recarga natural”, explica.

Para Guarda, se trata de “una sequía invisible, porque al ser subterránea la gente no toma conciencia del problema”.

Organismos públicos y nueva institucionalidad

Pese a los retrasos administrativos, el dirigente reconoce el compromiso de los funcionarios públicos: “Nunca he visto a un funcionario del Estado sacando la vuelta; se hace mucho con muy pocos recursos”.

No obstante, recalca que “es necesario hacer mucho más, sobre todo ahora que existe la nueva Subdirección de Servicios Sanitarios Rurales del MOP”.

Sobre la nueva subdirectora regional, Lorena Kiessling, añade: “Entiendo que fue elegida por Alta Dirección Pública, lo que garantiza que tiene las competencias. Cuando los cargos se definen por mérito y no por política, hay más continuidad en los procesos”.

Futuro: empoderamiento y responsabilidad comunitaria

Guarda cree que el futuro del agua rural pasa por fortalecer el liderazgo local. “Queremos que las comunidades se empoderen. Cuando una comunidad está empoderada, las cosas funcionan mejor”, afirma.

Sin embargo, advierte que el compromiso debe ser compartido: “No podemos solo exigir al Estado si no estamos dispuestos a comprometernos. Los procesos también son nuestra responsabilidad”.

El dirigente llama a renovar los liderazgos: “No es bueno que alguien esté 15 años en un comité. Eso frena el tiraje y las nuevas ideas”.

Además, plantea una mirada estratégica: “No tiene sentido mantener comités pequeños tan cerca entre sí. Hay que pensar en proyectos más grandes, que bajen costos y eviten la competencia por recursos”.

Finalmente, lanza una advertencia: “A veces hay un juego político detrás, donde conviene que los proyectos se demoren. Los comités deben mantenerse al margen de eso”.