Por Verónica Guerra Ibacache
Docente Carrera de Terapia Ocupacional, U.Central
La Asamblea General de las Naciones Unidas, en el año 1990, declaró el 01 de octubre como el día Internacional de las Personas Mayores. En ese momento, la ONU decidió conmemorar este día como una forma de visibilizar esta población y los aportes que generan en la sociedad, en paralelo al fenómeno global de envejecimiento poblacional.
En este contexto, Chile adopta este día y declara todo el mes de octubre como el mes de las Personas Mayores. Terminado este mes, es importante reflexionar como sociedad, como seguimos avanzando en la inclusión de este grupo, que cada día se hace más numeroso (18,1% de la población según cifras del INE) y cuyos derechos deben ser ejercidos en plenitud, como en todos los grupos etarios.
Pero ¿por qué hablamos de inclusión en este grupo? Porque a pesar de su importancia en cifras y su relevancia en la construcción de las sociedades humanas, existen actitudes, conductas e incluso, políticas de Estado que podrían vulnerar el pleno ejercicio de los derechos de estas personas. El tema central de la conmemoración del 01 de octubre de este año fue «Cumplir las promesas de la Declaración Universal de Derechos Humanos para las personas mayores: entre todas las generaciones», ONU, 2023.
Lo anterior se correlaciona con la necesidad de avance en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de Naciones Unidas, que establece como una de las metas hacia el 2030, la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, entre otras condiciones.
En este sentido según la CEPAL (2018), la inclusión social asegura que todas las personas, sin distinción, puedan ejercer sus derechos y garantías, aprovechar sus habilidades y oportunidades del entorno.
En Chile, se han generado estudios que permiten hacer una valoración de la situación actual del país en términos de la inclusión de las personas mayores. En el año 2021, la Sexta Encuesta Nacional de Inclusión y Exclusión Social de las Personas Mayores del SENAMA, muestra resultados inquietantes a la luz del desafío de construir una sociedad donde este grupo sea un agente activo. Así, un 76% de las personas en Chile, cree que el país no se prepara nada o casi nada para enfrentar el envejecimiento poblacional, esto preocupa considerando que Chile es un país en una etapa de transición demográfica avanzada; el 79% destaca a los medios de comunicación como difusores pasivos de prejuicios hacia esta población, por lo tanto surge un importante llamado a promover una visión realista e integradora de las personas mayores; respecto a la capacidad de los/las mayores de valerse por sí mismos, un 63% considera que este segmento no puede hacerlo, lo que contrarresta significativamente con los resultados de la Encuesta de Discapacidad y Dependencia 2022, en que el 77,8% de las personas mayores de 60 años son autovalentes, es decir, no presentan dependencia al realizar sus actividades cotidianas.
A la luz de estas cifras y considerando que Chile se encuentra envejecido, es importante reflexionar sobre las acciones que como sociedad debemos impulsar para estrechar la brecha entre la imagen social que tenemos de la vejez y la realidad de las personas mayores en el país.
Resulta interesante propiciar espacios en que se valoren los aportes de este grupo, el legado de sus existencias para las nuevas generaciones, pero especialmente en que se promueva una visión como sujetos de derecho, tendiendo al cumplimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo goce no termina con la edad y, además, resulta ser un objetivo de desarrollo de las Naciones Unidas. Como sociedad aún nos quedan desafíos por asumir y enfrentar para lograr una sociedad que visibilice de una manera real a este grupo etario, retos que, se extienden mucho más allá de un mes y que deben permanecer en la discusión y acción cotidiana.
Un buen ejemplo de esto, es el rol primordial que protagonizó la atleta Lucy López de 93 años, quién junto a otros dos connotados deportistas encendieron la llama que dio inicio a las competencias en los Juegos Panamericanos, mostrando una imagen activa, vigente y protagonista de un hecho histórico para nuestro país.