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martes, abril 23, 2024

El silencioso síndrome de Sjögren

El ser humano necesita secreciones y fluidos como la saliva, las lágrimas o las mucosidades para poder realizar funciones como hablar, comer, relacionarse, defenderse de infecciones, autolimpieza y lubricación. Estas son producidas por glándulas a lo largo del cuerpo y complementan el mantenimiento de la salud.

Por Esteban Alvarado Alvarado
Académico de Vinculación con el Medio
Escuela de Odontología, Universidad San Sebastián

Sin embargo, cuando las glándulas pierden función se produce resequedad de ojos, boca y órganos sexuales, afectando la calidad de vida y generando ardor, dolor y aumento del riesgo de enfermedades infecciosas, cardiovasculares, pulmonares, neurológicas, psicológicas y cáncer (en especial el linfoma no Hodgkin, leucemia, cáncer de pulmón y de tiroides).

Entre las entidades autoinmunes crónicas más prevalentes que producen esta alteración, está el síndrome de Sjögren, con prevalencia de un 0,1 a 5% de la población y predilección por el sexo femenino entre 40 y 50 años de vida, aunque también afecta a hombres y niños. Tiene tres etapas, de las cuales solo la tercera se caracteriza por alterar la calidad de vida, produciendo los efectos antes mencionados.

Cuando nos referimos a un síndrome con alta prevalencia, personas no diagnosticadas y alteraciones en la calidad de vida en diversos niveles; necesariamente hablamos de un problema de salud pública que no está actualmente valorizado y que requiere un fortalecimiento que debe comenzar en la etapa universitaria, orientado a aumentar el
diagnóstico y tratamiento.

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