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jueves, abril 25, 2024

El cerebro: Un órgano que necesita estimulación constante

Al igual que la visita de manera regular a un gimnasio mejora el estado físico y la salud de las personas, el cerebro y la mente humana necesitan de estimulación permanente, con la finalidad de no perder su agudeza y capacidad, y terminar por convertirse en un órgano fofo y en desuso.

Dr. Franco Lotito C. 
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)
www.aurigaservicios.cl

Buscando evitar una posible pérdida de capacidad mental asociada al paso de los años, los neurocientíficos Lawrence Katz y Manning Rubin acuñaron el concepto “neuróbica” (“Neurobic” en inglés) para denominar a una serie de factores y ejercicios mentales que permiten mantener activo y en forma al cerebro. Revisemos algunas de estas propuestas:

  1. Realización de ejercicios mentales: estas actividades van desde los habituales pasatiempos que vienen en los periódicos y revistas –tales como crucigramas, sudokus, sopas de letras, juegos de ingenio, etc.– hasta la propuesta de estos científicos de modificar una serie de rutinas cotidianas con un solo fin: que el cerebro, en lugar de repetir de manera automática ciertas conductas y actos que realizamos rutinariamente día tras día, se vea forzado a activarse y trabajar, con el objetivo de crear nuevas sinapsis y redes Algunos de estos cambios apuntan, por ejemplo, a cepillarse los dientes o utilizar el mouse del computador con la mano menos hábil, ducharse y/o vestirse con los ojos cerrados, irse a casa por otras calles y caminos, etc., y representan algunas “formas ingeniosas de lubricar los engranajes y circuitos de la atención”, todo ello para obligar al cerebro a activarse y responder a los diversos desafíos, tal como lo explica el Dr. Katz en su libro “La mente despierta” (Keep your brain alive, en inglés). La razón es muy simple: nuestro cerebro necesita de múltiples e inesperados estímulos para mejorar la memoria y mantener activo el pensamiento lógico, así como la imaginación y creatividad. La neuróbica, entonces, es el concepto que engloba a todos estos ejercicios definidos por el Dr. Katz como la forma de “llevar a cabo las tareas y obligaciones diarias  de una manera diferente”.
  2. Aprender a tocar un instrumento, aprender un idioma, hacer cosas nuevas: en la medida que avanzamos en edad, nuestro cerebro se habitúa a realizar tareas que son familiares y rutinarias, por lo cual, tiende a estancarse. Es cierto que haciendo cosas rutinarias se produce menos estrés en las personas, pero la “tranquilidad que entrega esa rutina no es favorable para nuestras neuronas”. Por lo tanto, aprender un nuevo idioma representa un excelente estímulo cerebral y nos protege en contra del deterioro cognitivo, ya que puede retrasar la aparición del Alzheimer en ocho años, en promedio. Por otra parte, aprender a tocar un instrumento musical es una de las fórmulas más eficaces y exigentes para estimular activamente nuestro cerebro, con resultados que son muy profundos y duraderos en el tiempo. Por otra parte, el hecho de hacer cosas nuevas  que reúnan los criterios de “variedad, novedad y desafío” –que son elementos claves para entrenar y estimular el cerebro– evitan el deterioro cognitivo y de la memoria relacionado con la edad, por cuanto, el cerebro vendría a ser el equivalente a un músculo de nuestro organismo: si no trabaja y no se ejercita, se atrofia y reduce su rendimiento mucho antes de lo que correspondería si se lo estimula y se lo hace trabajar.
  3. Generar el hábito de la lectura: hay múltiples estudios que refrendan sus beneficios, especialmente en los adultos mayores. Una investigación de la Universidad Complutense de Madrid sacó a la luz que “aquellas personas con un bajo nivel de lectura mostraban un rendimiento cognitivo general inferior”. Es por ello, que el nivel de lectura y el grado de comprensión de los textos leídos representa una excelente “medida de reserva cognitiva y un predictor fiable del funcionamiento ejecutivo y cognitivo en el proceso de envejecimiento”.
  4. Escribir a mano: debido a la avalancha de recursos tecnológicos como computadores, teléfonos inteligentes, tablets, etc., la escritura manual se ha vuelto cada vez menos habitual. A raíz de lo anterior, el acto de tomar apuntes con un lápiz en la mano podría convertirse en uno de los cambios más significativos en relación con las rutinas que mantenemos habitualmente. Un estudio realizado por investigadores de Estados Unidos llegó a la conclusión que el hecho de escribir a mano favorece claramente la memoria y potencia, asimismo, el aprendizaje, puesto que colabora en el procesamiento y reelaboración de la información recibida. Y si la persona es capaz de escribir con la mano menos hábil, ello redobla el desafío y los resultados.
  5. Abrirse al contacto social: una forma de entregarle abono y fertilizar nuestro cerebro es a través de conocer gente nueva, salir y charlar con los amigos cercanos, ya que el establecimiento de nuevas relaciones interpersonales entrega una serie de beneficios y nuevos desafíos no sólo de tipo intelectual, sino que también de tipo emocional y afectivo. De acuerdo con un estudio realizado en Suecia, las personas que viven solas o que conservan muy pocos lazos sociales, tienen un 60% más de probabilidades de sufrir de demencia.
  6. Aprender a reír y lanzar unas buenas carcajadas: la risa representa, sin duda alguna, una medicina eficaz y tonificante: ejercita los músculos, reduce el estrés y libera hormonas –del tipo endorfinas– que contribuyen a generar en las personas una sensación de felicidad y bienestar interno, además de reactivar las conexiones neuronales. Un estudio japonés realizado con personas octogenarias que asistieron a una comedia de veinte minutos una vez por semana experimentaron mejoras perceptibles en sus síntomas de deterioro cognitivo.
  7. Realizar actividad física: si bien esto no sería “gimnasia cerebral” propiamente tal, los científicos han comprobado, una y otra vez, que el ejercicio físico también tiene beneficios para el cerebro, por cuanto, la actividad corporal hace que las neuronas del hipocampo generen una proteína conocida como “factor neurotrófico” derivado del propio cerebro que favorece claramente el desarrollo de la neurogénesis, es decir, aquel proceso a través del cual se generan nuevas neuronas. Un artículo titulado “Por qué razón elegir el ejercicio correcto podría tonificar tu cerebro” publicado por la revista “New Scientist” indica que realizar ejercicios de fuerza como el levantamiento de pesas –aunque sean pequeñas– y aeróbicos, como correr o caminar con vigor, estarían entre los más apropiados para esta finalidad. Un estudio de la Universidad de Illinois descubrió que las personas físicamente en forma tienden a tener mayor volumen cerebral y una materia blanca más intacta que las personas que no se ejercitan.

Ante todas estas evidencias, no queda otra cosa, que hacerle caso a los científicos.

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