Por Patricio Valdivieso
Profesor Universidad Austral de Chile
Investigador Responsable Proyecto FONDECYT 1181282
Experiencias en otros lugares dejan de manifiesto que el enfoque finalista, centrado en las acciones cuando los residuos se han producido o los basurales aparecen (vertederos, traslado de la basura, incineración, etc.), no es la única opción ni la más eficiente, en términos de calidad de vida y sustentabilidad.
En distintos lugares se está poniendo mayor atención en la prevención. A modo de ejemplo, la legislación europea del año 2008 dispuso un conjunto de medidas e iniciativas preventivas para la disminución gradual de los vertederos y de la incineración de los residuos urbanos. Las experiencias en distintas comunas demuestran con indicadores concretos que la meta es alcanzable: disminución de la producción de residuos sólidos, mejor calidad de vida y desarrollo más sustentable para las futuras generaciones.
En los últimos años, algunos países de América Latina están siguiendo la misma ruta hacia políticas más preventivas e integrales, que parten del diagnóstico de las causas y las consecuencias, y combinan disposiciones legales e incentivos con acciones preventivas que fortalecen el tejido social, la acción comunitaria, la acción concertada de los municipios, la colaboración de las empresas y el uso de tecnologías limpias. Diversas experiencias dejan de manifiesto que no solo es posible disminuir la producción de residuos sólidos, progresar en la erradicación de los basurales descontrolados y aprovechar al máximo todo lo que sea reciclable, sino también que una política sensata puede también ayudar a resolver otros problemas, como el desempleo.
En Natal, (Rio Grande del Norte, Brasil), por ejemplo, las actividades de separación de basuras y el reciclaje son actividades laborales que generan empleo, y cooperan para la mayor integración social. Hay mucho espacio aún para mejorar y progresar, pero lo realmente importante es la transición hacia un enfoque más preventivo, sustentable e integral.