Por Alfonso De Urresti
Senador por Los Ríos
Ya es tiempo de superar los efectos de la Dictadura, que nos heredó una Constitución, donde el rol del Estado queda constreñido a un papel subsidiario, entregando un dominio al sector empresarial sin contrapesos, sin que el Estado pueda tener iniciativas que busquen el bien común.
Somos muchos los que hace años e incluso décadas hemos venido planteando la necesidad de un nuevo pacto social, que se refleje en una Constitución nacida en democracia. Lamentablemente, siempre hubo sectores conservadores que se negaron a perder sus privilegios consagrados en el actual orden constitucional. Hasta que la movilización social lo hizo evidente e insostenible, incluso para el actual gobierno.
La actual Carta Magna no sólo tiene un vicio de origen, sino que también presenta falencias, siendo la principal, las dificultades y trabas que pone al ejercicio del poder soberano por parte de las mayorías que se expresan en las elecciones.
Además, no hay en ella un adecuado lugar para las regiones y se plantea apenas una descentralización administrativa, sin reconocer la posibilidad de generar una nueva institucionalidad menos centralizada, que reconozca un mayor poder a las regiones.
Este 25 de octubre tendremos la oportunidad de construir un proceso constituyente y con él comenzar a sentarnos en una misma mesa, superando nuestras diferencias. Ser parte de esa invitación democrática, a diferencia de lo que ocurrió históricamente en nuestro país, cuando a la mesa se sentaban unos pocos o de lo ocurrido en dictadura, cuando los cambios se hicieron entre cuatro paredes, esta vez el convite es para todos y todas.
Les invito para que el domingo 25 vayan a votar con tranquilidad y esperanza. Con el Apruebo y la Convención Constitucional, otro Chile puede comenzar a abrirse paso.