Por Camilo Gómez | Columnista de noticiaslosrios.cl
En los últimos años mucho se ha hablado de los humedales y su importancia y aunque nuestro país ha tenido algunos avances como la ley de protección de humedales urbanos, aun existen deudas en la protección, definición y vigilancia a estos ecosistemas, siendo siempre positivo, en todo caso, que cada vez los chilenos y especialmente los unioninos nos hagamos conscientes de su valor.
Y es que como mencionamos en el título de esta columna los humedales no tienen únicamente un valor paisajístico y por ende turístico, sino que su existencia permite un equilibrio natural que favorece la sustentabilidad de toda la región.
No es sorpresa que los sectores de nuestra comuna más vulnerables a la sequía y la falta de agua, son también aquellos que más han visto afectada la protección de sus humedales: esteros secos, napas agotadas y vegas drenadas por la falta de control sobre el uso del agua. Ya sea por tranques no autorizados, monocultivos, especialmente el eucaliptus cuyo abrumador consumo de agua es conocido y que obligan a repartir miles de litros de agua con camiones por los sectores rurales de nuestra comuna.
Por ello es necesario establecer criterios claros de protección de nuestro entorno, en miras a la sustentabilidad. Razones hay muchas, desde la protección de nuestros paisajes que albergan especies únicas en el mundo, lo que favorece el turismo, hasta el uso adecuado del agua en la agricultura y ganadería para asegurar nuestra potencia económica y que esta perdure. Recordemos que en la Consulta Ciudadana realizada por Unidad Social La Unión a cerca de tres mil personas arrojó que 36% de las personas creen que el potencial económico de la comuna es agropecuario y el 26% turístico, ambas cosas imposibles sin el agua que cada vez abunda menos en nuestra zona.
Así las cosas, de no se conscientes del uso del agua y la protección de los humedales, muchas de las cosas que damos por seguras en nuestro entorno natural ya no lo serán y fácilmente dejaremos de ser la Región de Los Ríos para convertirnos en la región del polvo y los árboles secos.