Por Sergio Florín

Un 08 de marzo de 1921 nacía Tulio Leonel Pérez Hott, hijo del agricultor y comerciante unionino don Manuel Pérez Peralta y la dama riobuenina Adelma Hott Rudolph. Por complicaciones en el parto, su madre fallece tan sólo una semana más tarde.

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Hoy don Tulio Pérez, destacaba siempre la figura de su abuelo paterno don Clemente Pérez Sotomayor y de su tías Rosario y Esmelinda Pérez Peralta, quienes se hicieron cargo del pequeño Tulio. La primera parte de su infancia la pasó en la casa de su abuelo en calle Serrano, propiedad que hoy ocupa la Sociedad de Carabineros y Prisiones en Retiro (Socaprir). Los años posteriores, en una gran casona que fue desarmada hace algunos años y que quedaba en Philippi esquina Manuel Montt de La Unión.

Sus estudios los cursó en la Escuela Alemana, la Escuela N° 1 y finalmente en el Liceo de La Unión, bajo la dirección de don Benedicto Labarca Calvo. De hecho, era el último ex alumno sobreviviente del Liceo “Rector Abdón Andrade Coloma” que integraba el primer grupo de alumnos de la época de su fundación en 1934.

Concluidos sus estudios secundarios, y cuando corría el año 1938 ingresa a trabajar como dependiente de la casa comercial de don Armando Schwencke, que estaba ubicada en la esquina de Letelier con Esmeralda, donde hoy está el Banco Chile, allí se desempeñó durante seis años, no fue una época fácil, en Europa poco después se iniciaba la Segunda Guerra Mundial y su patrón había sido encasillado en la denominada “lista negra”, por su apoyo al gobierno alemán.

Su interés por el mundo de la fotografía había ya ocurrido unos años antes, mientras estudiaba en el liceo, su tía Herminia, hermana de su padre, le había obsequiado una cámara de antiguo formato 9 x12, con fuelle, junto a un texto que develaba los misterios de la fotografía y describía claramente diversas técnicas para lograr la mejor compaginación y correcto ángulo, así como un adecuado uso de la luz. Además, había un capítulo especial que daba detalles de todo el trabajo de laboratorio.

Con su preparación autodidacta y mucha práctica adquirida en sus tiempos libres, fotografiando cuanto evento social se le presentaba, más los consejos prácticos que le dio su amigo y fotógrafo profesional de la época don Erardo Burgos Wulf, lo encuentra el año 1944 cuando determina que llegó el momento de presentar su renuncia a la Casa Schwencke, para instalar su propio estudio fotográfico en un local ubicado en calle Manuel Montt al lado de donde hoy está el Colegio de Cultura, donde permanece hasta 1958, para trasladarse posteriormente hasta el edificio del Club Alemán donde instala su estudio y el tradicional “cuarto obscuro” en el ala poniente del local, hasta su cierre definitivo el año 1982.

Importante fue la relación comercial que estableció con las grandes firmas del rubro en aquellos años, Kodak, Agfa y Ansco. Recuerda con mucha claridad que había un gran interés por la fotografía a nivel aficionado, el que se acrecentó en los gobiernos de Carlos Ibañez y Jorge Alessandri, esa fue la misma época en que logró ser corresponsal de las afamadas revistas nacionales Zig-Zag y Vea. Allí periódicamente enviaba detalles de acontecimientos ocurridos en La Unión, en los que obviamente una buena gráfica era parte importante de la nota.

Rememoraba como si hubiera sido ayer, cuando junto a su tío Armando Sandoval Rudolph, cineasta riobuenino, viajaron a Santiago con dos filmadoras de 16 mm. y algunos tambores de película en blanco y negro, para filmar el ascenso al poder del Presidente de la República Carlos Ibañez del Campo, para él esa fue una experiencia inolvidable al llegar hasta el mismo palacio de gobierno.

El año 1952 contrae matrimonio con la señora María Santos Adriazola, quien era Oficial 1° del Juzgado del Crimen de La Unión, no tuvieron hijos y ella fallece el 08 de enero del año 2000, después de asistirla por una lamentable enfermedad, hasta su partida. Sus familiares más cercanos, son los hijos de su hermana Eglantina, ya fallecida, con quienes mantiene contacto y su hermana Nélida Pérez de Schmidt quien reside en Valdivia.

Cuatro años después de cerrar para siempre su estudio fotográfico, sufre la pérdida de parte importante de su material y archivos de negativos y placas que contenían la historia y acontecimientos de varias décadas, esto debido a un voraz incendio ocurrido en su hogar en una fría mañana de agosto de 1988. Obvio que una situación así le produce un gran impacto emocional, pero logra recuperarse y rescatar muchas cosas de entre las cenizas y todos esos recuerdos son los que acompañaron su pasar hasta sus últimos días.

Obviamente, en tantos años, diversas cámaras y equipos formaron parte de su soporte técnico para su labor profesional, de ellas la más querida es su primera cámara profesional de estudio marca Zeiss Ikon y luego la cámara Leica de 35 mm. que era el arma de batalla de todo reportero de mediados del siglo pasado. Hoy son sólo piezas de museo, que han sido desplazadas, absolutamente, por las modernas cámaras de tecnología digital.

Pero no sólo la fotografía ocupó sus diarios quehaceres. Fue un fanático de los fierros y por lo mismo, chaucha a chaucha fue ahorrando para adquirir en 1950, junto con el impulso final del dinero de una herencia, su primer automóvil, se trataba de un Ford V-8 del año 1935, a ello agrega que en ese tiempo circulaban por las calles de La Unión apenas cincuenta vehículos, entre autos, camionetas y pequeños camiones, ni parecido al parque automotriz de hoy. Más adelante, adquiere otros vehículos, siendo el último de ellos un Ford V-8 año 1947, el que vendió hace algunos años. También tuvo motos y motonetas, principalmente de las marcas Lambretta y Maiko.

En su multifacética vida don Tulio se dio espacio para ser uno de los socios que fundaron el Club Aéreo de La Unión un 06 de septiembre de 1941. Al cumplir setenta años de vida institucional, los directivos le entregaron un justo reconocimiento, que exhibía con orgullo.

Como amante de la música, de pronto tomaba su viejo violín que le acompañó en tantas jornadas, evocando los años en que formó parte del Conjunto Musical “Claudio Arrau”, agrupación formada por el Jefe de la oficina local de Impuestos Internos don Ignacio del Río y su esposa doña Grecia Acuña. En uno de sus tantos álbumes, mantiene fotografías que dan cuenta de sus presentaciones, incluida algunas en que comparten una especial recepción al pianista Claudio Arrau en los salones del Club Alemán cuando visitó nuestra ciudad. Además tocaba perfectamente el piano, el acordeón y la armónica.

Hasta se dio tiempo para servir a la comunidad como bombero voluntario de la 2ª Cia. entre 1939 y 1958, año en que determina retirarse a raíz de un accidente.

Así hemos conocido pinceladas de la larga vida de uno de nuestros fotógrafos de antaño, que tras su lente dejó plasmados momentos tristes y alegres de todo un pueblo, por esas mismas calles, gracias a su buena salud, aún era posible encontrarse con él en sus largas caminatas que, como decía, lo mantenían con mucha energía, ganas de vivir y un cúmulo de historias y sabrosas anécdotas que contar. Sin embargo, esos noventa y siete años y cuatro meses llegaron a su fin, cuando fue encontrado fallecido en su hogar al atardecer de este lunes 9 de julio de 2018.