Desde que se instauró el voto voluntario, la participación electoral en el balotaje ha sido menor a la participación producida en primera vuelta. Por ejemplo, en 2013 -ya con el nuevo sistema- en primera vuelta participaron 6.696.000 electores, y en segunda bajó considerablemente a 5.672.000. En la elección anterior al 2013, con voto obligatorio, la variación no fue significativa, por ejemplo, en 2009 votaron 6.977.000 y en segunda vuelta bajó a 6.958.000. No obstante, en las contiendas presidenciales de 2005 y 1999, la participación fue mayor en segunda vuelta que en primera. ¿Qué podríamos esperar entonces para esta segunda vuelta? En nuestro sistema actual la decisión de ir a votar depende de los incentivos que perciben los ciudadanos en una contienda electoral. Si una elección se percibe como “carrera ganada”, la motivación para participar en un proceso no sería muy elevada. Por el contrario, si la sensación es de una contienda muy estrecha, se podría esperar que asista a votar mucha gente. En esta segunda vuelta, y como consecuencia de los resultados del 19 de noviembre, la sensación es que este balotaje es muy competitivo, similar a lo que sucedió en los días previos a la elección entre Lagos y Lavín. Como consecuencia, debiéramos esperar un número similar a los que votaron el 19 de noviembre recién pasado. Resulta casi temerario predecir el número exacto de electores que concurrirán a las urnas, pero dado el sistema de voto voluntario, es natural que algunas personas que apoyaron candidatos perdedores en primera vuelta se abstendrán, pero eso se compensaría con otros que se han visto motivados en esta nueva etapa de la campaña. En este contexto, ¿quién la tiene más difícil? Probablemente Sebastián Piñera, dado que debe enfocarse en motivar a personas que no fueron a votar en primera vuelta, en vez de convencer a los de centro izquierda que ya lo hicieron, pero no por él. En cambio, el principal trabajo de Alejandro Guillier está enfocado en ganarse el voto de aquel electorado de centro izquierda que fue a votar, pero por una alternativa del sector, distinta a la suya. La diferencia es que los gestos de apoyo de la centro izquierda los está acaparando Guillier. Con todo, la contienda del próximo domingo 17 aparece como la más competitiva desde que se realizan segundas vueltas presidenciales en Chile.