Por Egon Montecinos Montecinos
Doctor en Ciencias Políticas

El método D”Hondt es complejo para que los ciudadanos lo comprendan de buenas a primeras. A pesar de que lo llevamos usando desde hace un buen tiempo para la elección de concejales, tiene un grado de complejidad que hace difícil su explicación, más cuando el sexto en votación puede llegar a ocupar el lugar del quinto. No obstante, para quienes están directamente vinculados a la actividad política, llámese candidatos (as), presidentes de partidos, asesores, es imperdonable que no comprendan, por qué nace este método, y cuáles son sus consecuencias cuando no se comprende muy bien cómo funciona en la práctica.

Primero, este método nace para incentivar la competencia electoral de listas y ofrecer un espacio a fuerzas emergentes o minoritarias. A pesar de que se ha evidenciado de que en la práctica sigue favoreciendo a fuerzas mayoritarias, evidentemente es mucho mejor que el binominal.

¿Cómo funciona en la práctica? Es un método que premia la conformación de listas competitivas, no sirven los llaneros solitarios que buscan comparsas para que completen los cupos, comportarse como un lobo estepario es un riesgo demasiado alto para competir bajo estas reglas del juego. Por lo tanto, el primer “incentivo” es el desempeño colectivo de una lista. Pero para que una lista tenga un buen desempeño colectivo obviamente debe existir un buen desempeño individual de cada uno de sus integrantes, porque finalmente la competencia interna puede desembocar en el premio mayor de obtener 1, 2 o 3 escaños.

Esto no fue lo suficientemente comprendido por algunas listas de partidos mayoritarios en la región, a menos que exista un espíritu suicida entre sus dirigentes, o que se haya dado el caso que quienes designaron a los compañeros de lista, querían lisa y llanamente perjudicar la posibilidad de los candidatos “más competitivos”. Por otro lado, hubo partidos que “leyeron mejor” este nuevo escenario” y optimizaron al máximo sus posibilidades, llegando en algunos casos a estar al borde de vencer a candidatos competitivos e incumbentes.

La política tiene mucho de pasión, simpatía, instinto, amateurismo, programas, pero también se requiere una buena dosis de “ingeniería electoral”, de lo contrario la soberbia y la autocomplacencia a veces no la elimina la ciudadanía, sino que la mano del propio Victor D”hondt