Por Camilo Gómez
Noticias Los Ríos

El día de ayer asumió la administración de la comuna de La Unión el señor Aldo Pinuer y junto a él, una renovación casi total de los ediles. Con ello, comienza un periodo de cuatro años que no solo implica la posibilidad de construir un proyecto político y social propio, sino también la imperiosa necesidad de hacerse cargo de ciertas urgencias que la comuna manifiesta hace ya largo tiempo y que aún existen como pendientes.

Dentro del programa de la nueva administración se han hecho patentes algunas cuestiones trascendentales para dar crecimiento y solidez a la ciudad, mientras otras son un quehacer permanente para cualquier municipio. Por una parte, tenemos la inclusión de la juventud y su alejamiento de la política – y cuando nos referimos a la política no solo hablamos de la participación a través del sufragio, sino al interés por acercarse a las problemáticas sociales directas, hacerse cargo de su rol ciudadano a través de espacios inclusivos y con propuestas frescas, que hagan sentir propia su ciudad – por lo que es necesario brindar un espacio real y potente en que estos sean incluidos y escuchados.

Del mismo modo, al otro lado de la campana etaria está la tercera edad, y la necesidad de dar cuenta de un espacio que sostenga con dignidad y respeto los cuidados para quienes ya sea por abandono, o por las necesidades especiales propias de la adultez mayor, deban ponerse en manos de profesionales que hagan de los años dorados una época reconfortante y no un encuentro directo con la miseria más desalmada. De lo anterior, es que un centro de larga estadía para los adultos mayores es un imperativo para una ciudad que mira hacia el progreso.

Luego, pensando en la sociedad en su conjunto, un atrio de acercamiento a la cultura es fundamental, ya sea a través de un centro cultural, galería de arte o un museo – cuestiones de las que se ha hablado hasta el hartazgo en muchas administraciones, pero que no ha podido concretarse más allá de las buenas intenciones – pues sabemos que en nuestra comuna existe un sinnúmero de artistas de las más diversas disciplinas, pero que no poseen un espacio de desarrollo de sus talentos, ni la vía de agruparse y acercarse a la comunidad para que puedan ser apreciados.

Posteriormente, cabe hacer mención a algunas necesidades permanentes y cuya forma de abordarlo ha variado con cada administración: el desempleo, sin duda una de las mayores causas de emigración de la población joven, que ve la imposibilidad de desarrollarse profesionalmente en nuestra ciudad, sin mencionar el hecho de las condiciones laborales siempre al debe en términos de personal no calificado, que debe luchar contra bajas remuneraciones y muy poca estabilidad laboral; el cuidado al medioambiente, bastante relacionado con el punto anterior, puesto que en una comuna de producción agrícola, ganadera y forestal como lo es la nuestra, es menester considerar una forma de desarrollo industrial que no tenga como costo asociado acabar con la flora y la fauna nativa, así como buscar instancias equilibradas en el uso del agua – cuya escases es preocupante en los sectores rurales – y de reducción de la polución dentro del sector urbano en los meses invernales; posteriormente, poner atención con la vialidad urbana de la comuna, para poder compatibilizar las modificaciones realizadas por la saliente administración, con el crecimiento del parque automotriz y mejorar la configuración del tránsito para hacerlo más fluido y con ello evitar accidentes y tacos excesivos.

Sin duda es un repaso general y pueden escribirse ríos de tinta sobre las necesidades de nuestra ciudad, el combate a la pobreza y la delincuencia son cuestiones en sí mismas relevantes y requerirían un acápite especial, pero evidentemente las cosas que se han expuesto en los párrafos precedentes, son un indicador de lo que el municipio 2016-2020 ha de tener en cuenta ahora que verán desde las ventanas de la calle Prat 680 las necesidades de nuestra comuna.