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martes, abril 23, 2024

Opinión: El Fracaso, un inesperado promotor del éxito

[su_dropcap style=»simple» size=»5″]E[/su_dropcap]n la vida, frente a cualquier actividad tenemos la posibilidad de salir exitosos o de fracasar; pero aparentemente tendemos a evitar el segundo, pese a que muchas veces el fracaso significa aprender. Aprender lo que no debemos hacer. Pero pareciera ser que es muy castigado en esta sociedad el equivocarse, fallar o fracasar, siendo estas palabras terribles y que como experiencias tratamos de evitar a toda costa.

En la vida hay muchos ejemplos: desde emprendimientos, deporte, política y en nuestra propia vida. Cuántas veces nos hemos enfrentado a una situación en la que sentimos que fallamos, fracasamos o nos equivocamos, implicando todo lo que ello conlleva.

Sin embargo, hay errores pequeños y errores que pueden causar catástrofes y de los que podemos sacar algo positivo. Es por eso que muchas veces cuando miramos hacia atrás decimos: “fue para mejor”.

Escribo esto en razón de las últimas fechas de las clasificatorias en la cual la selección chilena, aparentemente, no logró los objetivos según algunos análisis que he podido observar y escuchar, es decir que de seis puntos en juego sólo se obtuvo uno.

Pero en esta situación ¿qué fue lo que salió mal?, ¿qué error ha cometido el director técnico o los  jugadores?; con esto no quiero decir y menos pretendo buscar de quién es la responsabilidad de lo sucedido, tampoco es mi intención hacer un juicio, sino simplemente hacer un ejercicio de reflexión cuando como personas, a veces, castigamos el error, no ofrecemos la contención emocional a un niño o niña, cuando las cosas a veces no salen, cuando como colegas no toleramos la equivocación y no ofrecemos nuestra guía, nuestra experiencia, y por el contrario criticamos a la persona, asumiendo que el error es parte de ella, que está mal como persona, y no visualizamos el error como un hecho puntual. Lo que quiero expresar es que muchas veces frente al error se necesita guía, orientación, reflexión, tiempo, no crítica destructiva y mucho menos cuestionar las capacidades de la persona, ya que de esa forma sólo produciremos culpa, vergüenza y sentimientos de revancha.

Imaginen si en nuestra infancia nos hubieran criticado por todo, incluso por hacer mal lo que aún no sabíamos hacer, incluso si hubiéramos realizado una buena acción y a pesar de eso sigan criticándonos por acciones pasadas; cuántas cosas hubiéramos dejado de hacer, cuánto hubiéramos dejado de aprender y de crecer como personas. Insisto, hay distintos tipos de errores que tienen distintos grados de consecuencia, pero en la mayoría de estos, y en especial para nosotros los simples mortales, no se acabará el mundo, no se apagará el sol, no explotará la galaxia, ni el universo se acabará por nuestros errores, sólo se acabará nuestra ignorancia, pues habremos aprendido algo nuevo.

Mauricio Alejandro Vargas Zapata
Psicólogo
Magíster en Política
y Gestión Educacional

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